Pensar en
el concepto de "religiosidad medieval" resulta tremenda
mente complicado si hablamos por ejemplo, de España, país donde
durante siglos convivieron tres religiones: la cristiana, la musulmana y la
judía no siempre de forma armoniosa ni pacífica, en un mundo que se
estaba redefiniendo y reestructurando tras la disolución del Imperio Romano y
las invasiones bárbaras en el ambiente general, y la reconquista y las cruzadas
en el particular.
La religiosidad
es definida como una práctica individual y por tanto repleta de especificidades
concernientes a cada persona así como a una cultura o sociedad determinada.
No cabe duda que durante siglos, la coexistencia de las
tres religiones fue aceptada por unos y por otros, dando lugar a un
enriquecimiento social, cultural y lingüístico pleno de matices del que hoy en
día podemos gozar sin miedo a decir que somos afortunados
Desgraciadamente,
causas políticas en todo el mundo occidental, fueron la razón del empeoramiento
de las relaciones e incluso marcaron el fin de la presencia árabe y judía en el
continente, dando paso a la preponderancia de una de ellas: la cristiana.
La Edad Media es la etapa histórica en la que la iglesia
cristiana de occidente tuvo un mayor desarrollo organizativo y doctrinario
además de ser el tiempo en la que se fundaron la mayoría de sus órdenes, que
aunque de distintas naturalezas, pasaron a formar parte de la gran estructura
que suponía la institución eclesiástica.
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